17 de octubre de 2024
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Un análisis literario de los conceptos del bien y el mal en Como agua para chocolate y Casa de muñecas
Análisis comparativo
por Sofía Muñoz
Casa de muñecas es una obra de teatro realista escrita por Henrik Ibsen en 1879. Situada en Europa durante la revolución industrial, Casa de muñecas sigue a Nora mientras busca una forma de esconderle a su marido, Helmer, la deuda que secretamente decidió tomar. Como agua para chocolate es una novela contemporánea escrita por Laura Esquivel en 1989. Esquivel detalla la vida de Tita de la Garza y su conflicto interno, la cual la divide entre obedecer la tradición que le niega vida propia para cuidar de su madre, Mamá Elena, o expresar su amor por Pedro Muzquiz.
La base de los conceptos del bien y el mal son tratados en relación a las normas sociales. Es decir, hay un estándar moral el cual seguir, y cuando ese es desafiado o roto, es señalado como algo malo y castigado. Las normas sociales están en un constante cambio: cambio que proviene de gente que reta estas normas, tal como es visto en Casa de muñecas y Como agua para chocolate. En estas obras, el bien y el mal no se tratan como un concepto absoluto debido a que hay una lucha entre las expectativas sociales y los personajes que insisten en seguir estas reglas, y los personajes que buscan transformarlas para adquirir su libertad individual.
En las obras, hay personajes que actúan como guardianes de las normas sociales. Estos personajes buscan custodiar el orden, ya que se percibe que al transgredir las normas se debilita el sustento de la sociedad y hay una amenaza de colapso. En Como agua para chocolate, Mamá Elena es la guardiana de la tradición familiar y las normas sociales. Ella cree firmemente en la tradición de que la hija menor, Tita, debe permanecer soltera para cuidar de su madre hasta su muerte. A lo largo de la novela, Mamá Elena actúa con mano dura, asegurándose de que ella sea la única prioridad para Tita, tal como cuando Tita le menciona la posibilidad de casarse con Pedro y Mamá Elena le recuerda muy severamente que, como la hija menor, está destinada a quedarse soltera y cuidar de ella hasta su muerte. Para Mamá Elena, la obediencia y el cumplimiento de esta tradición representan el bien de la familia por asegurar que las personas vulnerables- las ancianas- esten protegidas. Verdaderamente, a lo largo de toda la novela Mamá Elena reconoce el poder que tiene el seguir las normas sociales y ser honorable ante la sociedad, buscando garantizar una buena vida para su familia a través de esto. Casa a Rosaura para que pueda tener un buen futuro. Busca mantener a Pedro y Tita lejos el uno del otro para poder mantener el honor ante la sociedad. Y, cuando Tita rompe las reglas sociales y arriesga que su familia caiga en el deshonor, Mamá Elena le reclama que ha “enlodado” el nombre de todos, demostrando su preocupación por la supervivencia de su linaje. En Casa de muñecas, el personaje que representa las normas sociales es Torvaldo, el esposo de Nora. Para él, según la moral social, la mujer debe ser sumisa y obediente a su marido. Torvald ve a Nora como una extensión de sí mismo y su reputación, y su concepto de lo que es moralmente correcto se basa en la idea de que Nora debe cumplir con su rol de esposa perfecta. Esto es evidente cuando Torvald descubre que Nora obtuvo un préstamo sin su permiso. Para él, este acto es una traición a su control y a las normas. No es mala solo porque es ilegal, sino porque pone en riesgo su imagen pública y, por ende, su capacidad de asegurar la estabilidad financiera y el futuro de su familia. Él asocia la moralidad con el cumplimiento de las normas sociales, creyendo que cualquier daño a su reputación también dañaría a su hogar. Además, en su desesperación por proteger a su familia de la ruina, Torvald le pide a Nora que mantenga las apariencias ante los demás, incluso cuando internamente la relación se ha roto. Esto refleja que, para él, la supervivencia de la familia depende más de las normas externas que de los lazos internos, lo que lleva a una percepción de lo que es realmente "bueno" para su hogar.
Por otro lado, tanto Tita como Nora representan a los personajes que transgreden estas normas sociales, y lo hacen en búsqueda de su libertad e identidad personal. En Como agua para chocolate, Tita desafía las expectativas de Mamá Elena y las normas familiares, lo que la lleva a una lucha interna entre lo que se espera de ella y lo que realmente desea. A lo largo de la novela, hay varios aspectos de realismo mágico en la cocina de Tita, la cual causa que los que la comen experimenten la misma emoción que ella al prepararla. Esto se ve cuando, al preparar un pastel de bodas para Rosaura y Pedro, las lágrimas de Tita caen en la mezcla, causando que todos los invitados experimenten su tristeza y deseo reprimido. Mamá Elena se enfurece porque, desde su perspectiva, Tita planea algo que amenaza el bien de la familia. Sin embargo, Tita solo busca empatía por el profundo dolor que siente al ver que el hombre del cual está enamorada la traicionó, de cierta forma. Este acto de transgresión muestra que Tita busca no solo liberarse del yugo familiar, sino también expresar sus emociones y deseos. Su transgresión más significativa ocurre cuando se niega a seguir bajo el control de Mamá Elena, diciéndole que la odia, lo que simboliza su búsqueda de libertad emocional. En Casa de muñecas, Nora también transgrede las normas sociales al tomar una decisión por sí misma: tomar una deuda. Aunque esto es visto como grave e inmoral, Nora lo hizo con la intención de salvarle la vida a Torvaldo. Este acto ilegal refleja que Nora está dispuesta a desafiar las expectativas sociales en nombre de lo que considera moralmente correcto. Al final de la obra, Nora decide abandonar a Torvaldo y a sus hijos. Lo hace porque se da cuenta de que su vida ha sido una "casa de muñecas" en la que ha estado desempeñando un papel impuesto por su esposo y la sociedad. Nora decide irse para descubrir su verdadera identidad, un acto que Torvaldo y la sociedad ven como inmoral, pero que para ella es esencial para alcanzar su autonomía.
En conclusión, Como agua para chocolate y Casa de muñecas presentan a personajes que encarnan las tensiones entre las normas sociales y los deseos individuales, lo que demuestra que los conceptos de bien y mal son subjetivos y dependen de las percepciones individuales. Tanto Tita como Nora transgreden las normas sociales no por rebelión caprichosa, sino porque buscan la libertad personal y la autodeterminación. Para ambas, el bien no se define por lo que la sociedad dicta, sino por su derecho a vivir auténticamente. Esta exploración nos lleva a cuestionar si las normas sociales son siempre moralmente correctas, o si, en ciertos casos, la transgresión es necesaria para alcanzar el bien individual.